¡Hola, amantes de la buena comida! Hoy nos aventuramos a descubrir los secretos detrás de uno de los desayunos más queridos por los mexicanos: los chilaquiles. Este platillo es como una obra maestra de la cocina, con sus variantes fritas, tostadas, aguadas, secas, ¡y hasta con huevo o carne! ¡Aquí no hay límites para la creatividad culinaria!
Pero, ¿alguna vez te preguntaste de dónde salió la palabra "chilaquil"? Según nuestro amigo Ángel María Garibay, viene del náhuatl "chīlaquīlli", que básicamente significa "algo metido en chile". ¿No es eso como poesía para el paladar?
En la época prehispánica, el maíz y el chile eran las estrellas de la cocina, pero cuando llegaron los españoles, trajeron consigo queso, cebolla y crema. ¡Imagina esa fusión de sabores!
Fray Alonso de Molina nos cuenta que los antiguos mexicanos llamaban "chimulli" a la salsa de chilli. ¡Imagina las tortillas endurecidas sumergidas en esa deliciosa salsa! Una tradición que sigue más viva que nunca.
La primera vez que alguien escribió sobre chilaquiles en su forma moderna fue en 1821. ¿Y sabes qué? La receta era un poco más complicada que la que hacemos hoy en día.
¡La gastronomía novohispana en todo su esplendor!
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